Dotettn de la Real Academia Gallega 49
y Ses?n; datos interesantes para e1 estudio de los restos rom?nicos
que se conservan de las dos antiguas iglesias que los can?nigos te
n?an. De la importancia que tuvo esta donaci?n puede juzgarse por
la rotunda y no del todo exacta afirmaci?n que hacen de que fun
dan el monasterio.
?M?s tarde, el mismo Don Alfonso, su mujer y sus hijos Don
Sancho y Don Fernando, confirman el anterior documento, conce
den a .Caaveiro otras merced.es y demarcan su coto que, seg?n c?
dula librada, comprend?a desde Porto Pereira por Caidar, Comba
de Ricado, Mamoa de Torones, Villa Furada, Castro Rairiz, Castro
Malo, Trucida Mala, Carballo de Fructuoso, Pousadoiros de Naza
rios, Castro de Moe, Fonte de Gunturis, Auliande, Prada, Incruci
lladas de Cruvill?n, Darma de Illarca, Monte Longo, Rego de Vi
dueiro, Rego de San Gui?edo a Porto Pereiro.
? Todav?a, a?os m?s tarde, los mismos rcycs, en una nueva c?
dula, conc?denle, entre otras cosas, el coto con todas sus pertenen
cias, confirmando, adem?s, cuantas mercedes llevaban otorgadas. ?
? Y, por Ultimo, Fernando II de Le?n, le concedi?, en 1185,
los beneficios de Santa Maria de Centro?a, Santiago. de Boebre y
tres cuartos del de Santa Maria de D?ro?a? .
Por las donaciones mencionadas, bien se echa de ver la impor
tancia excepcional quo debi? tenor Caaveiro.
El cabildo de esta colegiata goz? de una gran consideraci?n en
el orden religioso. Buena prueba de ello es el hecho de haber nom
brado el papa juez apost?lico al prior de Caaveiro, para sentenciar
el pleito, en 1127, en favor de la iglesia do Santiago de la ciudad
de la Coru?a, por virtud del litigio seguido entre su rector y el de
Santa Maria del Campo, sobre la antig?edad y presidencia de Cruz
desde que la segunda hab?a sido erigida iglesia abacial y colegial.
La colegiata de Caaveiro era de real patronato y constaba de
siete dignidades..
V
Todo el esplendor de Caaveiro fu?se viniendo a tierra paul?
tinamente. El predominio alcanzado por la casa de Andrade en
la comarca del Eume redujo cada vez m?s los antes conside
rabies dominios de aquel centro religioso.
Y asi ocurri? que, llegados los ?ltimos afios del siglo xvIII, ya
Caaveiro no era sino una pobre sombra de su pasada grandeza.