BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 319
Y si pasamos al terreno de las relaciones sociales, podemos
decir que Diego de Andrade era un gran desaprensivo o solem
ne c?nico, ya q?e conocemos varios casos de incumplimiento de
la palabra dada, que nada le favorecen ciertamente, entre otros,
el haberse negado a devolver a un vecino. de Betanzos, Vasco
de Vilernio, tres azores y un lebrel que ?ste hab?a tra?do de Ir
landa y que hac?a tiempo ten?a aqu?l en su poder, a t?tulo de
pr?stamo, motivo por el cual el Vilernio hubo de demandar al
caballeroso don Diego, a quien le exig?a la entrega inmediata de
las indicadas piezas o, en su lugar, 30.000 maraved?s, cantidad
en que estimaba las mismas (14). No sabemos si los bichos en
cuesti?n llegaron alg?n d?a a ser recuperados por su verdadero
due?o; pero suponemos que no, bien por haberse hecho caso
omiso de la sentencia de los tribunales de justicia ?cosa muy
frecuente en tales inquietantes calendas por parte de la mayor?a
de los nobles gallegos?, que seguramente ser?a favorable al ciu
dadano brigantino, o porque el usurpador viese m?s c?moda y
f?cil salida haciendo desaparecer del mundo de los vivos los pre
ciados animalitos.
Que el de Andrade no era'11ombre digno de fiar lo demuestra
bien claramente el hecho de . que la misma Isabel de Castilla se
viese precisada a revocar el acuerdo adoptado por la corpora
ci?n municipal herculina nombr?ndolo ?capit?n e valedor? de
la ciudad de La Coru?a ?corno Betanzos lo rechazaba, hab?a
guiente, desde Sevilla tambi?n, don Fernando y do?a:Isabel comisionan al
capit?n Vasco de Vivero y al licenciado Juan de Alcal?, alcalde mayor de
Galicia,