98 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
pl?sticos consagrados en su ?poca a un presente ?vido y espec
tante de novedades, y consigue, he ah? su gran ?xito, conec
tarlos con su tiempo sin torsi?n ni choque emocional, sino in
tegr?ndolos en soluciones plenamente congruentes con el ritmo
de la marcha secular e inexorable hacia el futuro.
Pero esta trayectoria est?tica de la obra de G?mez Rom?n,
tan genialmente modelada por la percepci?n sensitiva del ar
tista sobre la realidad de una supervivencia ambiental, forzo
samente hab?a de hacer brotar severas cr?ticas, las cuales, en
esencia, enaltecen el empe?o. Aun en vida el maestro, la cr?tica
quedaba supeditada al alcance de su posterior producci?n, mas
ahora fallecido, la muestra creacional totalizada, ha de enfren
tarse con aqu?lla para su necesaria ubicaci?n en la Historia
del Arte. Por ello consideramos apropiada esta ocasi?n dedi
cada al recuerdo del ilustre arquitecto y compa?ero desapare
cido, para prevenir las posibles consecuencias de una acci?n
cr?tica mal orientada por vicio de origen denunciando ?ste y
dejar as? abierto el camino, si no resulta demasiado ambicioso
nuestro prop?sito, para el asiento de una justa valoraci?n.
Con total desacuerdo hemos o?do y con desafortunada reite
raci?n se ha calificado la obra de G?mez Rom?n como una elu
cubraci?n historicista, muestra insistente de una nost?lgica
evasi?n hacia expresiones art?sticas que han quedado parali
zadas en el ?pice de su momento hist?rico. Aun se llega a m?s
en la cr?tica, pues no se vacila en conceptuar la producci?n
de nuestro arquitecto como intento anticuarista que tiene su
ideal est?tico en el pasado esfuerzo ya carente de vida y de
fervor, totalmente desmedulado de toda sustancia temporal y,
por tanto, en completo desacuerdo entre el tiempo del anhelo
tomado como motivo de inspiraci?n y el de la realidad pre
sente.
Pues bien, con la extensa relaci?n de obras de G?mez Ro
m?n ante nosotros y atentos al recuento visual y anal?tico de
todas ellas, no podemos por menos de expresar nuestra rotunda
disconformidad. La obra de G?mez Rom?n en su totalidad
nunca ha sido un simple ensayo de a?oranzas ni mucho me
nos una vuelta hacia un estilo cancelado; tampoco se trata de
una hiera utilizaci?n de un atuendo formal que transporta al
presente la po?tica nostalgia de un pasado valor representa