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Roletin de la Real Academia Gallega 175
ausencia. Sin tratarse de una Corporaci?n ni del acto solemne que ce
lebraba, es elemental deber de cortes?a, cuando de personas educadas
se trata, disculpar las ausencias. Nosotros ni eso hemos merecido, y
perm?taseme quede aqu? expuesta la amarga queja por este desd?n
agravado, porque esta falta de deferencia lo fu? tambi?n para el gran
poeta Rey Soto, que sin duda alguna habr? aumentado con la tristeza
de estas ultrajantes resistencias el caudal de mancillas y de afrentas
humanas, superiores a las que tan de mano maestra pinta en sus tra
gedias. Sin duda que la enorme aspereza de estos agravios ataraceando.
las fibras de su alma nos dar?n el alivio inaudito de sus vindicaciones.
?Y aun pensamos en quejamos de que despectivamente se nos
siga llamando GALLEGOS!
Olvidando, aunque sea moment?neamente este desentono, todo lo
dem?s s?lo merece alabanzas, salvo la, por fortuna peque?a parte en
comendada a mi persona, a causa de que todo m? buen deseo no fue
bastante a encubrir, mis escasas condiciones.
El valiente y cari?oso saludo del Sr. Aramburu, el trabajo hist?
rico del Sr. Z?s, las poes?as recitadas por los Sres. Ledo y Galarraga,
insignes poetas, y el notable discurso del Sr. Rey Soto, Presidente de
Honor de la sesi?n, quedar?n como s?lidas e inmutables demostracio
nes de la gravedad y pompa que revisti? el acto.
La parte musical, as? como el agasajo con que se obsequi? a los
invitados me llevan l?gicamente a patentizar del modo m?s elocuente
la deuda contra?da con cuantos miembros directivos tuvieron a su
cargo estas importantes funciones.
Deseo que se .consigne, Sr. Presidente, no el voto de graciass que
resultar?a dado a nosotros mismos, sino las efusivas demostraciones de
contentamiento, los parabienes recibidos de cuantos asistieron y que
por entero a ellos corresponden. De la, veracidad de estas francas de
mostraciones de satisfacci?n de la verdad de estos elogios respondo con
el asenso de alguno de Ios se?ores Acad?micos que me alentaban para
que, aun a trueque de desaires y frialdades, aun reconociendo como re
conoc?an la raz?n de mis amargas recriminaciones, persever?ramos en
la realizaci?n de estos actos, tan elevados, tan serios y que de manera
tan consoladora y ostensible demostraban que en la colonia exist?an
elementos cultos.
Sea este el premio a vuestros trabajas, a vuestros afanes. "
En el acta, Sr. Presidente, consta el acuerdo tomado de rogar a
esta Asociaci?n sean solicitados de la Real Academia Gallega los nom
bramientos de Acad?micos Correspondientes a favor de los Sres. L?
pez Veiga, Segura Cabrera, Peyn? y Galarraga.