12 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
r?sitos"". Pero reforzando los postulados feijonianos, podemos
a?adir que existen insectos, par?sitos de otros insectos, tal co
mo sucede con estreps?pteros o rip?pteros. Veamos, ahora, el
concepto que el Maestro tiene del insecto, y giremos en torno
al que no es microsc?pico.
Dice Feijoo que algunos "parece que se conforman en dar
este nombre [de insecto] a todos aquellos animales que carecen
de huesos y de sangre". No le convence esta definici?n, y ar
guye que no est? clara la falta de, v?sceras importantes ya que
tienen "un humor an?logo a la sangre, y el negarles 'que sea
sangre, es pura cuesti?n de nombre".
Lastimosamente, cae despu?s en el error de creer que tienen
muchos corazones, pulmones y otras v?sceras, tratando de pro
barlo con la extraordinaria vitalidad que les caracteriza, pues,
afirma, que viven despu?s de ser cortados en varios trozos, lo
cual ha comprobado Boyl. Cita a Redi, el cual hall? en la esco
lopendra hasta veinte corazones". Pero si Redi le lleva a este
error, se vale de esta autoridad para deshacer otros, como son
el afirmar que los gusanos nacen de las carnes putrefactas; o
las abejas de las carnes corrompidas del buey, y dislates por
el estilo.
Se apoya, tambi?n, en las experiencias de Sperlingio y Ortiz
Barroso, que comprueban que los gusanos de tales carnes tie
nen su origen en los huevecillos que en ellas depositan las
moscas.
Hace de la metamorfosis de algunos insectos una magn?fica
exposici?n, y define: "Orugas las llamamos ac?, antes que se
encierren en el capullo... se engendran en los campos y les dan
alimento las plantas". No es del todo cierta esta tesis feijo
niana: la pieris (lepid?ptero), y la apanteles, microgaster glo
meratus (himen?ptero), bastar?an para mostrarle, como las
orugas de la primera, se engendran en los campos y les dan
alimento las plantas; pero las orugas de la segunda nacen en
las entra?as de aqu?lla, y de ella se nutren 34.
" Pensamientos de mis soledades, por E. CHAO ESPINA, Coru?a, 1952.
" Teatro, V. Todo el Discurso IX.
3' Cartas t. 1, Carta 9.?
34 V?ase FABRE: Maravillas del instinto en los insectos (versi?n del franc?s
por FELIPE VILLAVERDE, 'EspasaCalpe, 1940, p. 273 y sig.