BOLET?N DE LA.` REAL ACADEMIA GALLEGA 299
Y si alg?n . curioso lector a?ade se admira de que
,esas cosas tan ; antiguas y tan maravillosas que s? narran
en este, op?sculo, .'especialmente de, San Antonio, no hayan
llegado antes al conocimiento de los, latinos, se le puede res
ponder que ,?fueron hasta ahora muy,: pocos los gram?ticos
traductores' de la lengua ar?biga a, la lafina, m?xime los que
como yo se han trasladado a los pa?ses del Oriente, donde
florecieron dichos santos y donde late. el recuerdo de = sus
hechos perpetuados en los libros, as? como tambi?n entre
nosotros los ? hechos maravillosos ' de San Francisco y del
bienaventurado Santo Domingo, de quienes nada saben los
orientales por la misma causa, o sea por l? falta de in
t?rpretes? .
Termina Bonhome, su larga exposici?n en: esta forma:
?Al poner fin a estas letras, pido humildemente, y de todo
coraz?n estas dos cosas: primera, que Dios escuche las
oraciones de aquellos que os aman de verdad y elevan a El ?
su coraz?n, pidi?ndole que fortalezca vuestro esp?ritu y os
conserve la vida; segunda, os suplico que perdon?is benigna
mente mi locuacidad, en atenci?n a que soy gallego, y desde
que aprend? el ?rabe se me ofrece materia duplicada para
hablar. Es una lengua, ?sta, tan fecunda en la doctrina, como
suave y grat?sima para la conversaci?n. En tercer lugar, me
ser? muy grato que vuestra magnificencia se digne aceptar
este peque?o obsequio, muy conforme a vuestra devoci?n,
pensando en el afecto de amor y reconocimiento con que se
le ofrece, m?s que en su 'valor positivo? .
Hay en esta Leyenda una especie de novela corta, con
su tesis bien definida y su desenlace en cierto modo parad?
jico, pero obligado, como no pod?a menos de ser trat?ndose
de un santo. Un lector suspicaz podr?a descubrir en ella,
bajo el manto de la tentaci?n, un breve tratado en el cual
el hagi?grafo proclama la excelencia de la vida activa sobre
la contemplativa y del matrimonio sobre la virginidad, contra
el com?n sentir de los te?logos, utilizando el sistema de la
argumentaci?n para exponer y defender su doctrina.
Descr?bese con tal motivo una tentaci?n del venerable
anacoreta, en la cual el demonio se transfigura en una reina
joven de majestad y hermosura sin igual, toda atractivo y
encantos, que se le hace la encontradiza en el campo y le