BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 201
Baethicus exclamat,, causis quod iuris agendis,
Hactenus illorum natus in ore melos,
Transitus ad nostros Gallaecos cernitur in te,
0 Roderice, Sophos interhabende viros (55).
G?mez de Neira dedica al lector los siguientes d?sticos:
Auserit invidia Rodericum rodere quisquam,
Cum nequeat mentis Gasparis esse paris.
Ille labore gravi, quae multa perviguil hausit
Nocte, re f ert claro lucidiora die.
Hoc opus ergo velis, lector, cave carpere d ente,
Im? alacri fructus carpere mente suos.
Egregiae sed res imitari semper habentur
Difficiles, f iciles, f aciles carpere valde tamen (5e).
3) En Medina, en las calendas de agosto de 1604, Gaspar
Rodriguez suscribe la brillante dedicatoria de su Tractatus a
don Gaspar de Z??iga y Acevedo, conde de Monterrey. Las pa
labras del jurista l?mico, ausente en Medina, est?n desprovistas
de un estudiado elogio ditir?mbico, tras el que suelen ocultarse
otros<}designios. Es una pieza llena de dignidad literaria y hu
mana, que evidencia un exacto conocimiento de la personalidad
(55) Que traducimos para nuestros lectores: ?Entre los abogados, en la
ciudad de Marte, levant? Tulio su preclara cabeza con su elevada elocuen
cia, y ya suficientemente instruido en la defensa de las causas con sabi
dur?a, cuando la Curia estaba pendiente de sus labios, resolvi? ausentarse
de su patria para visitar la sabia Atenas. All? se cuenta que un gran
orador griego, al oirlo declamar, pro f iri? exclamaciones de dolor, porque
el talento oratorio, que ?nicamente pose?an los griegos, pasaba en la
persona de Cicer?n al propio Lacio.
Tambi?n en nuestro tiempo te ocurre otro tanto a ti, Gaspar, que
abandonando la patria y tu no pobre hogar, te diriges a Medina, la docta
Atenas de los abogados, y all? eres aplaudido hasta en el Foro Real y
acaso alg?n sabio b?tico, al oirte hablar, con el coraz?n dolido por nues
tras glorias, exclame que para defender la causa de la justicia, la m?sica
que hasta entonces hab?a florecido en sus labios, se va pasando, por tu
persona, a los nuestros galaicos.
iOh, Rodrigo, digno de ser considerado entre los sabios!?.
(5o) Que vienen a decir: ?Alguien, por envidia, se hab?a atrevido a
roer a Rodrigo, ya que no podia ser par, en inteligencia, a Gaspar. Aquel,
con pesado trabajo, lo que asimil? en vigilia durante muchas noches, lo
expone m?s n?tido que un claro d?a. Gu?rdate, por tanto, lector, de querer
destruir esta obra con tu diente; antes bien, con ?nimo gozoso toma sus
frutos. Pues las cosas famosas siempre resultan dif?ciles de imitar; por
el contrario, las f?ciles se comprenden bien?