3 c o joletln de la Real ylcademia Gallega
confundirse con el Mi?o en plena huerta, seguir? uni?ndolas con estre
cho y amoroso lazo eternamente.
Por eso los segadores gallegos, que siguiendo el antiguo camino
franc?s, o *de Santiago, se dirig?an a Castilla, no se cre?an fuera de su
tierra hasta que, atravesado el Bierzo y dominado el puerto de Fonce
bad?n, llegaban a la Cruz de fierro que se alzaba en la cumbre. Alli,
vueltos de cara a la terrina, que se ofrec?a a sus ojos en magn?fica
perspectiva, contempl?banla largo rato, pensando en los seres queridos
cuya itnagen Ilevaban grabada en su coraz?n, y arrojando luego sen
das piedras al pie de la Cruz, santigu?banse devotamente y prosegu?an
silenciosos su camino, hacia las abrasadas y polvorientas llanuras cas
tellan?s. Poco Aespu?s, al pasar por delante de las vetustas y gloriosas
murallas de Astorga, o al entrar en el recinto de la ciudad, parec?ales
a muchos de ellos que respiraban el aire de su pueblo natal, y el re
cuerdo de Galicia surg?a en sus almas y tomaba cuerpo en su imagina
ci?n. Aquella era la capital de la Di?cesis a que pertenec?an; all? ten?a
su sede el Obispo que, all? en la aldea, ungi? sus frentes, cuando nifios,
con el crisma de la Confirmaci?n, y en las aulas de aquel Seminario
cursaban sus estudios numerosos j?venes gallegos que aspiraban al
ministerio del altar.
Y es, senores, que Astorga, la ciudad que Plinio apellid? nzagn?fi
Ca, perteneci? en lo antiguo a Galicia, y con ella ha mantenido siempre
estrechas relaciones. En la ?poca romana, cuando el emperador Cara
calla, partiendo en dos la Espa?a Citerior o Tarraconense, hizo de la
Asturia y la Gallcecia una nueva provincia, desaparecieron los l?mites
que las separaban, y la provincia as? creada qued? constitu?da por los
Conventos juridicos de Ast?trica Augusta, Lucus Augusti y Bracara
Augusta, y en la divisi?n del Imperio hecha por Diocleciano, se le Ilam?
simplemente Gallcecia(1); en la tremenda cat?strofe de la invasi?n y ru?
na del Imperio romano de Occidente por los b?rbaros, Astorga perteneci?
al reino de los suevos establecidos en Galicia; ciudad de Galicia la llama
Idacio en su Cronic?n, al referir que ?l y el Obispo asturicense Toribio
juzgaron a ciertos maniqueos que en ella hablan permanecido ocultos,
y por serlo, despu?s de la sangrienta batalla en quo el rey suevo Ra
w La Asturia y la Gallaecia no fueron erigidas en provincia independiente por el
emperador Hadriano, como se ha supuesto, en vista dee algunas inscrip clones, que si algo pro
basen, probar?an del mismo modo que la divisi?n de provincias que a aqu?l se atribuye fu?
obra de Trajano, sin? por Caracalla..El primer enviado para reg?rla, en calidad de Propretor,
fu? Cayo Julio Cexeal, como consta de una dedicaci?n que ?ste hizo, en Le6n, a Juno, por la
salud y vida de Marco Aurelio Antonino (Caracalla) y su madre la emperatriz Julia; y en la