Dolel?n de la Real >1cademia Gallega 285
anterior a los que ostentan las cuatro restantes, pertenecientes al iv
y Ir siglos antes de J. C. Es de advertir que los caracteres de estas tres
monedas ofrecen particularidades que las clasifican como de ?pocas dis
tintas, a saber: que mientras en la perteneciente al siglo nr, que co
rresponde a la de mayor florecimiento de las artes en Grecia, los trazos
son rectos y de un grueso uniforme, en las N del per?odo VI estos tr?
zos son curvos; las K vuelven a la forma primitiva, teni?ndo las ramas
anteriores m?s cortas y algunos trazos, como los finales de las conle
gas?, terminan en forma de cu?a y los trazos rectos en un punto
grueso; dato ?ste que corresponde a la ?poca de decaimiento del arte
monetario, iniciado en tiempo de Ant?gono (Asia, 307) y continuado
despu?s hasta los tiempos de la dominaci?n romana. Las inscripcio
nes, adem?s, son completas, tnientras que en las de las ?pocas primiti
vas, ?stas est?n representadas por una s?laba, la primera de la inscrip
ci?n, y, muchas veces, por la letra inicial.
Los caracteres art?sticos corresponden tambi?n a este decaimiento
que las acerca a los primeros tiempos de nuestra era.
Mientras en las monedas correspondientes al siglo tv (siglo de
Fidias), los tipos de las figuras que ostentan, est?n llenos de vida, son
? sobrios en detalles y es franco su modelado, en las de estas ?ltimas
?pocas, queriendo imitar los grandes modelos de aquel arte, se acen
t?an exageradamente los m?sculos del rostro en los tipos varoniles, y
queriendo reproducir aquella sobriedad cl?sica en los femeniles, se cae
en la rigidez y falta de expresi?n que caracteriza la infancia del arte.
As?, la que hab?a sido cuna de las artes griegas, la patria de Dipcemis,
de Scy/lis, de Aristocles, de dydonie, de Cleottas y otros muchos, que
hab?an dado maestros ? Sieiones y Athenas; en la ?poca de su decai
miento, cuando dividida por sus luchas intestinas, convertida en base
estrat?gica de la pirater?a del Mediterr?neo occidental, siente cercana
la toma de Corinto, en la que para siempre hab?a de perder la Grecia
su amada libertad; en un momento, acaso, de patri?tico entusiasmo,
vuelve los ojos a las sagradas memorias de sus reyes y a los emblemas
sagrados de la tierra, ligados con sus h?roes, a quienes evoca como a
los dioses tutelares que las defienden contra sus enemigos, y reprodu
cen sus efigies en sus monedas, con todos los caracteres que corres
ponden a una ?poca poco aprop?sito para el florecimiento de todas las
artes; y expatriados, sin duda, m?s tarde, completando el mito, vienen a ?
gravar aquel emblema que lo simboliza todo para ellos, sobre las rocas