LA CUEVA CELTICA
Eu estas l?neas con que modestamente quiero contribuir al
homenaje que la Real Academia Gallega acord? dedicar al que
en vida fue su Secretario y entusiasta colaborador en la tarea
?mprendida ,por tan docta Corporaci?n, he de remontarme a la
??poca de mis a?os juveniles, de fines del pasado siglo, cuando
comenc? a cursar estudios de la Carrera ,Mercantil en la Escuela
'dc Comercio de La Coru?a, en el periodo de 189899.
Hab?a per entonces en la ciudad herculina distintos Centros
culturales y recreativos, entre ellos la veterana Reuni?n, de Ar
tesanos, peri?dicos de diferentes, matices .y revistas varias.
La corriente vital parec?a remansar en tertulias m?s o menos
literarias o pol?ticas, en reboticas y caf?s. Los intelectuales, los
esp?ritus. selectos, por su :range, por su brillo o por su inquietud,
serios .y nobles, ,so?adores de un ideal literario, art?stico o tras
cendente, ten?an su refugio en la librer?a, de D. Eugenio Carr?
Aldao, sita en la calle Riego de Agua, una de las v?as m?s t?picas
de La Coru?a del XIX.
Alit el insigne librero y hombre de letras, recib?a a sus ami
gos para charlar, habitualmente, sobre el acaecimiento local, na
cional o internacional m?s importante o inmediato, y : sobre cues
tiones ; literarias, hist?ricas o art?sticas o cualquier otra de palpi
tante actualidad, a base de la, informaci?n de la prensa.
Est? librer?a, que hab?a alcanzado el rem?quete. de "Cueva C?l
tica" era as? como un remanso de paz y de ventura, un quieto y
pacifico rinc?n acogedor, salvado del farrago populachero, don:
de entre libros y papeles "de paz bien abastada" se echaban los
cimientos s?lidos del venturoso porvenir de Galicia,` con sum?s
honda y genuina personalidad dentro de la unidad de la 'padre
patria.
Desde los primeros' d?as del citado curso escolar de la Carre
ra Mercantil, tuve la fortuna de obtener una franca y cari?osa
amistad con el hijo mayor de D. Eugenio, Pepe Carr?, alumno
distinguido que pronto hab?a de darnos prueba de su talento,