1
BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 165
No deja de hacer pertinentes rectificaciones, as? dice: "El be
nedictino Marthen? recogi? los ritos antiguos, as? de la Iglesia
como de los monjes... Se reimprimi? toda esta obra... La edici?n,
dice Antuerpis, y no ha sido sino en Mil?n" 23. Es, pues, bibli?
grafo noticioso y avisado. Otro ejemplo de lo mismo: "Jano Grut
ter sac? la colecci?n de gram?ticos cr?ticos con t?tulo: Lampax
sive fax Artium liberalium, sive thesaurus criticus, en 7 tomos
gruesos, en 8.0 grande. Contiene a la letra las notas de varios
cr?ticos a los autores antiguos; y por ser rara esta colecci?n, o?
que se quer?a reimprimir en Florencia. Contiene piezas singu
lares y raras" 24.
Su enjuiciamiento es ponderado, distinguiendo lo que se debe
distinguir. Por ejemplo, leemos con referencia a los falsos Croni
eones: "Actas de Santos Nacionales. Cada naci?n tiene sus Mar
tirologios. El m?s completo de Espa?a es el m?s despreciable de
todos, y es el de Tamayo, en seis tomos, en folio, pues, aunque
contiene lo que hay de cierto, contiene mil patra?as y santos
fingidos, y por haber adoptado los cronicones falsos, el m?s ne
cesario que se debe tener, pero se debe leer con mucha precau
ci?n y cr?tica" ".
Cuando recoge alguna obra que no lleg? a ver, as? lo indica.
Encontramos, por ejemplo: "Bose, Jph. Tesitamina el?ctrica.
1747 (nunca lo vi)". Merece se?alarse tambi?n en esta referencia,
que recoge una obra publicada poco antes de la redacci?n de su
"Biblioteca selecta" (14 de abril de 1748).
Refiri?ndose a las "Actas de Lipsia", escribe: "Pocos a?os ha
ce que en Madrid se quiso traducir al castellano este juego.
Disuadile de este trabajo, pues no ser?a ?til para el traductor,
aunque s? para el p?blico. No atendi? a mi consejo, comenz? a
traducir y a imprimir y experiment? el petardo que iba expri
miendo, y lo dej?. Adem?s de lo dicho si se quiere tener idea de
los libros que van saliendo en cada naci?n, ser? preciso tener la
Biblioteca Italiana, la Biblioteca Germ?nica, la Biblioteca Brit?
nica, etc." 26. Nos da aqu? el testimonio de que llegado el caso,
aconsejaba a un editor, y al mismo tiempo comprobamos c?mo
comprend?a el valor de las Bibliograf?as Nacionales.
23 Ibid., p?g. 125.
24 Ibid.
25 Ibid., p?g. 112.
26 Ibid., p?g. 129.