BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 151
Vicenti, Director de El Liberal, peri?dico en que yo comenc?
a' escribir muy joven, fu? Diputado por Ordenes, me invit?
a `acompa?arle en su ` viaje a Galicia y al distrito. , Se le di?
all? en su honor un banquete en que eran figuras 'm?ximas
Aller y' Linares, banquete en el que hablamos don Alfredo y
yo. Seguimos viaje por la tarde a La Coru?a y all? don Al
fredo pronunci? una conferencia en el Circo de Artesanos,
reuni?ndonos despu?s en una comida ?ntima dada por la
Asociaci?n de la Prensa de La Coru?a. Cuando, a altas ho
ras de la noche, despu?s de haber estado en la redacci?n de
La` Voz; regres?bamos al Hotel de Francia don Alfredo' Vi
centi y yo, interrump? "el silencio, donde resonaban nuestros
propios pasos sobre las losas de la calle Real, para decirle lo
siguiente: ?Yo no s? lo que usted pensar?, pero para m? 'Ale
jandro Barreiro es un excelente periodista, y creo que debe
r?a irse a Madrid?. Don Alfredo, con el cuello del gab?n su
bido, los bigotes enhiestos, con aquella solemnidad con que
hablaba, 'como si mascase y modelase las palabras, me con
test?: ?Creo lo mismo que usted, amigo Mart?, Barreiro es
un excelente periodista; pero ?,por qu? deber?a irse a la Cor
te si lo tiene aqu? todo?? Confieso que en aquel instante no
alcanc? las razones del maestro. M?s tarde, advirtiendo c?mo
Barreiro se sent?a feliz en el ambiente de La Coru?a y en
Galicia entera, c?mo armonizaba sus dotes galaicas de sen
sibilidad, buen humor, intuici?n, ternura y un poco de 'pi
card?a ' con el medio en que viv?a, he comprendido que, en
efecto, lo ten?a all? todo, y su amor a Galicia le llev? a cum
plir su funci?n de periodista en aquella regi?n hasta el m?xi
mum de rendimiento, rendimiento que acaso se malograra
frente 'a realidades forasteras.
Como' todos los periodistas, derroch? en moneda peque?a
su capital, aunque en el ?ltimo libro. La rufa de la Casa 'de
la Troya, acredit? sus condiciones de escritor que pudo haber
espumado esa fase pintoresca y de humor que di? tanto ?xi
to a P?rez Lug?n.
Ya he referido en otro lugar c?mo all? en los a?os de
1921 o 1922, tuve el honor de iniciar un homenaje a Barrei
ro y a La Voz, que se llev? a cabo en Santiago y que se hizo
extensivo a la memoria de su padre.
Los hombres, por muchas condiciones que tengan, no Ile
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