$oletin de la Real Academia Gallega 141
que, como es f?cil de advertir, la adopci?n del s?mbolo fu? lo que
se dice cosa a posteriori, bien se ve que no procedieron en ello a
ciegas, y s? obedeciendo a la tradici?n, o, si se quiere mejor, a la
sabidur?a popular?.
Ya en otro lugar hemos apuntado que los genealogistas hacen
derivar a los Andrade de Bermudo P?rez de Traba, hijo del ilus
tre conde D. Pedro Fr?ilaz.
IV
La historia de la casa de Andrade es brillant?sima, siquiera
en muchos de sus puntos no se la conozca suficientemente.
?Una verdadera historia de la casa de Andrade ?escribe el
Sr. Murgu?a (1)? mejor todav?a que de la de Lemos, a pesar de ser
tan interesante, explicar?a muchos puntos oscuros de nuestra his
toria provincial. ?
?S? hubiese luz posible que iluminara sus limbos ?a?ade m?s
adelante?, si por el moment() se hiciesen patentes sus gloriosos
anales, las tinieblas que esconden tanto los antiguos como los pri
meros y dolorosos siglos de la reconquista en el pals gallego se
habr?an disipado. ?
Por lo que toca al importante papel de la casa de Traba, una
con la de Andrade, no s?lo en lo que se refiere a la historia de la.
regi?n, sino tambi?n en cuanto a la historia .general de Espa?a, ya
sabemos c?mo los miembros de tan renombrada familia estuvieron
en varias ocasiones emparentados con reyes y ligados con empera
dores, y c?mo intervinieron en el gobierno de Portugal, y batieron
a los morns en Galicia y fuera de ella, y formaron en las expedi
ciones a Tierra Santa. En las revueltas feudales del siglo xv figu
ran incesantemente los Andrade, y en el siglo xvi toman parte en
las guerras de Italia y obtienen los m?s se?alados privilegios de
reyes y pont?fices, apareciendo as? ligados a los grandes aconteci
mientos de Espana.
Enlazada la casa de Andrade con la de Lemos, su rival de
otros tiempos, ?bien pronto ?dice Murgu?a (2)? desert? del viejo
hogar, abandonando para siempre el suelo sagrado en que hab?a
echado ra?ces durante largas generaciones. Bien pronto tambi?n
?a la manera de aquellos abundosos r?os que al entrarse en la mar
pierden caudal y nombre? al buscar mayor teatro a sus haza?as,
perdieron los de Andrade su glorioso apellido y su personalidad de
otros tiempos. ?
As? vemos que por virtud del casamiento de D. a Teresa de
Andrade con D. Fernando Ruiz de Castro Osorio de Portugal, pri
mer marqu?s de Sarria, anadieron el t?tulo de dicho marquesado,
y seguidamente, en el reinado de Carlos I de Espana, entra la casa
(1) Galicia, p?gina 1.158.
(2) Op. cit., p?gina 1.159.