40 Doleii? de la, Real ylcademia Gallega
Y no digo los hombres, por quoes ? la iniciativa de un ?catal?n?? ? lo quo
se debe el humild?simo homenaje que hoy te tributan unos cuantos devotos...
J. PEIN?.?
?ANTE UN GRANDE De Ml PATRIA
a
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Al Sr. Manuel Murgu?a
Albo se?or de todos mis albos respetos:
Jam?s nii diestra de consu?tivoya cr?nico 6 encartonado?ha de sentir
el contacto de la vuestra de octogenario ilustre y bien admirado.
Jam?s le humildad que sella la reconocida nula validez de mi pluta,?
pluma j?venvieja,? en sus ascenderes, podr? llegar al primero de los pelda
?os, que en In escala del saber y del valer justo, la vuestra alcanza vida y m?rito
adelante.
Jamie podr? cnmplir lo quo para mi fuera ansia inmaculada dentro de mis
a?oranzas de proscripto:.. ?besar con labio tembloroso, 1a losa bajo la' cual
duerme, la santa, la excelsa cantor? de nuestra Patria: ?Galicia! La fria losa,
bajo la coal reposa In que estimo fuese la mejor de vuestras poes?as, y, ? la vez
y por todo;ellodulce y amante madre de vuestros hijos, lenitivo de vuestras
penas mientras lo era de las hondas y crudas de in Patria... La tojosita galleg?,
la divina y nunca bastanto amada y admirada Rosal?a!
Ante la evocaci?n memorativa de aquel angel muerto, por resultar para ?l
peque?o y estrecho este mundo de sus peregrinaciones dolorosas de iluminada, ,`
mi pluma indocta, ?tiembla! Y tiembla, por que en este d?a, no sab? ante quien
arrodillarse; si ante la majestad suprema de la autora de ?Follas Novas?, ?Can r
tares Gallegos?, y ?A las Orillas del Sar?, 6 ante el monumental autor de la mo
numental y nunca bien apreciada obra aHistoria de Galicia?, y, constante, infati
gable laborante en pro de la patria galaica!
Pero lo decide mi humildad de admirador: Me arrodillo ante Rosal?a y
Manuel!
S. T. SOLLoso.?
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?CONTRASTE
Las doce: sol espl?ndido, veraniego, la gran peque?a via de In capital her
culina (la calle Real); el cronista, 'eit sus veinte juveniles arms; dos angelicales 41
criaturas que r?en, agradecidas ? los justos halagos del cronista; nn hombre,
anciano ya y de cuerpo chico, quo aparec? por una de las callejas, transversales
a la mencionada via.
El rostro inteligente y venerable, el se?oril continente del anciano hieren
las retinas del cronista:
?Conocen ustedes ? ese ancian??
?Es Murguia.