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Dolet?n de la Real Academia Gallega 315
se el inter?s que pudiera tener para la historia de la Basilica compostelana
el hallazgo de tan importante testimonio.
Es indudable que de grabar las inscripciones mencionadas lo hiciese
en la prin?ipal de las capillas, en la del Salvador, por su advocaci?n en
el aspecto religioso, y hasta por sus mayores proporciones y distinto
trazado, no reparado por cuantos hasta la fecha publicaron los pianos de
la Catedral, (i) razones por las cuales era tambi?n arquitect?nicam?n
te la m?s importante esta capilla.
All?, por lo tanto, habria que buscar las inscripciones en el caso
probable de haberlas. Es verdad que en la ?poca misma de Gelmirez se
habian cubierto de pinturas, como de ellas y de mosaicos las iglesias
bizantinas, las capillas de la Catedral compostelana, y al destruir poste
riormente estas reliquias pict?ricas del siglo xla, que tanta importancia
hubieran dado en nuestro tiempo a la Basilica de Santiago, es probable
que sin querer se destruyesen tambi?n los caracteres epigr?ficos, tan poco
apreciados entonces en su valor hist?rico y en su importancia ar
queol?gica.
A nuestros dias lleg?, por lo menos la capilla del Salvador, emba
durnada de espesas capas de cal con que el mal gusto de una ?poca y de
unas gentes recubri? en todas partes el interior de nuestras iglesias y
hasta los elementos esenciales y ostensibles, por lo arquitect?nicos, de
nuestros templos, las portadas, sepultando en parte o por entero las
inscripciones, que en muchos sillares malamente se adivinan, ,dificultan
do el estudio hist?rico de estas iglesias, como ocurre, por ejemplo, en el
timpano de San Esteban de At?n y en una columna de San Antolin de
Toques.
No era cosa f?cil, seguramente, el descubrir en la oculta silleria de
las paredes de la capilla compostelana las inscripciones que tuviese, pues
de serlo, el sagaz e inteligente historiador de aquella Santa Iglesia Cate
tral, el ilustre L?pez Ferreiro, las hubiese adivinado, y haci?ndolas des
cubrir, de su lectura deduciria toda la importancia que tuviesen; y ya no
?l, sino cuantos hasta ahora escudri?aron la parte arqueol?gica de nues
(1) Salvo Cepedano en su Historia y descripci?n arqueol?gica tit la Basilica compostela
na (1870), donde publica un piano en el que acusa, aunque imperfectamente, el verdadero
trazado de esta capilla.
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