jole t?n de la Real jlcademia Gallega 27,
aunque ello nada tenga que ver con lo qu? quiso decir el sagrado escri
tor que tales palabras traz?: As?, y vaya de ejemplo, para probar c?mo
el Ap?stol Santiago es el verdadero pr?ncipe heredero de Galicia, trae
aquello del salmo 18: ?Et in fines orbis teme verba eorum?, pues en Fi
nisterre se oy?, se obedeci? la voz del Ap?stol y solamente la suya, y
o?r y obedecer la voz es atributo privativo del que:' manda, del pr?ncipe
que gobierna. En nuestro Finisterre, cfinis orbis terror?, se oy? la voz del
Ap?stol Santiago, pues all? lleg? su predicaci?n y. se obedeci? su voz:
luego ?l es el pr?ncipe heredero de esta tierra gallega.
Pero no todo es gerundianismo en este escritor, ni son de tan poco
valer todas sus aserciones. No ten?a ciertamente conocimientos que son
de nuestros tiempos, ni pose?a ciencias cuyo nacimiento es muy posterior
al suyo: pero realmente admira el saber que este hombre alcanz? de todo
cuanto se sab?a en sus tiempos y el conocimiento que posey? de las en
se?anzas y opiniones de los sabios y los m?s antiguos fil?sofos de Gre
cia, cuna del saber humano en el orden natural.
As? tratando del Ap?stol Santiago, a quien apellid? Jesucristo hijo
del trueno, resume cuanto dijeron los antiguos fil?sofos de este imponente
fen?meno y las opiniones que acerca de ?l expusieron los m?s renom
brados sabios. Oigan mis lectores estas sentencias, pues quiz? no en
cuentren fuera de este libro tan curioso resumen. Metrodoro, dice que el
trueno se forma al caer un esp?ritu en la nube. Emp?docles, que al caer
en la nube cierta luz. Di?genes, que al caer en ella cierto fuego. An?xi
mander, sostiene que el trueno es la erupci?n o salida de un esp?ritu que
estaba encerrado en la nube. Lencipo, que se origina de un fuego que
sale de las nubes en que antes estaba metido. Afirma Anax?goras, que
se producen los truenos al caer lo c?lido en lo fr?o. Lo mismo sent?a Ar
chelao, : aduciendo el hecho de una piedra caliente arrojada en agua fr?a.
Dem?crito dice que proceden de la desigual mistura del fuego con la
nube que es h?meda y fr?a (1). Y de todas estas sentencias saca justas
aplicaciones para ser llamado Santiago Hijo del trueno.
Pero dejando a un lado el valer del libro y la sabidur?a de su autor,
que podr? el que me lea examinar cuando guste, vengamos a lo impor
tante en este asunto y a lo qne puso la pluma en mi mano para trazar
i estas cuartillas. ?Qui?n es y c?mo se llamaba el que lo escribi?? ?En donde
vilo ese hombre su primera luz? Es notable que tanto se hubiese errado
en contestar a estas preguntas y tanto se hubiesen enga?ado hombres
(i) Discurso y, p?rrafo xr del libro que examino, que hallar? el lector en las p?gi
gina 577 de la primera edici?n, tomo si; y nota de paso c?mo ninguna de estas sentencias
se formaron a priori.
1 ?"