224 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
mis lectores, y me respond? afirmativamente, no sin .detenida
meditaci?n .previa.;,
Het aqu? un parecer de maestro que avala el m?o, ^ sobre
el inter?s de conocer.a todos los autores. Al frente .deun,be
nedictino estudio sobre ;'Espinosa, dec?a pocos . a?os ha Ro
dr?guez Mar?n ?Para el vulgo, ?y cuenta que hay mucho
vulgo entre los literatos 'y .cr?ticos? s?lo ,son dignos de ex
tensas biograf?as los dioses mayores: los colosos, los genios:
? Craso error! Sobre ? que de sus vidas y de sus obras por lo
com?n estamos ya. bien , enterados, ?no brillan en el espacio
sino las estrellas de primera magnitud?.. ?no ser? m?s me
ritorio estudiar una estrella de segundo orden,;no bien estu
diada todav?a por los astr?nomos, que recapitular, verbigra
cia, lo dicho acerca de la polar? ?
Y no solamente lo m?s granado y lo mediano. debe+'ser
objeto de investigaci?n, ? sino a?n lo malo; pues, siendo la
historia ciencia complej?sima, cada factor no carece de,im
portancia y cada personaje desempe?a su papel. ?Acaso G?n
gora : fu? el inventor del culteranismo y Faraldo el creador
de una Galicia nueva y redenta? ?No bebieron, el .uno sus
versos laber?nticos y . el otro sus ansias de libertad, ! en ,las
teor?as entonces reinantes, p?blicas y privadas ?
Dem?s de estas consideraciones, de car?cter general, no
es don Francisco Mar?a de la Iglesia; autor que desmerezca
la atenci?n que en este reducido estudio le consagro. Por la
gloria de sus versos, el amor de su patria y la excelsitud de su
vida, La Iglesia ocupa un primer puesto entre los poetas y
patriotas amantes de Galicia. Y porque no se le ha rendido
hasta hoy el tributo de admiraci?n que en justicia merece
?y mientras esto no se haga?, sirvan de acicate estas mis
notas y noticias que, al margen de otros estudios, fu? ,: re
cogiendo.
La producci?n literaria, hasta bien mediado el siglo die
cinueve, est? esperando todav?a unas manos piadosas que la
recojan, pues la justa fama y predicamento que en su tiempo
alcanz?, se perdi? entre la bara?nda ingente de motivos
entre los que divid?an su atenci?n aquellos luchadores.
De aqu? la ignorancia de aquel resurgimiento literario
integral, no conocido hoy sino por muy contados literatos.
Ya en el a?o 1860 se dec?a p?blicamente: ? Galicia no es tan