7238 soletin de la =Real fslcademia Gallega
? la entra?a 'de, nuestras multitudes, enlazados Aqu? en t. la tierra por
lazos indisolubles, van ,a:enlazarse, ahora parasiempreen;laotra, vida,
:para contemplar satisfechos desde; la .gloria. c?mo:los,.gallegos amantes
de nuestros m?s leg?timos; valores espiritualesyy,representativos sabe
mos rendir adoraci?n perenne ?y. sincera :?a,;quienes no pueden ,ser,olvi
,dados,un solo instante sin incurrir) en. pecado,mortal de; ingratitud.
Porque nombres como' Manuel( Mnrgufa=y?Rosalfa,Castro s?lo pue
den; ser: pronunciados con la rodilla;en; la,tierra, con la, frente hacia el
suelo, con el coraz?n, en los; labios, hechoplegaria,,y con, el pensamien
to hacia lo m?s alto
Cuanto era. de Galicia, cuanto ,se refer?a. a su pasado, cuanto tenia
relaci?n directa con: su porvenir,, todo, fu? objet?,preferente y ?nico de
estudio, de observaci?n ;y de an?lisis por.nuestro grande amigo e. inol
vidable maestro? para el que fueron y .ser?n, nuestros :mayores respetos
y nuestras m?s ?ntimas admiraciones.
No eran s?lo los a?os de su, dilatada y fecunda vida los que dicta
ban esta filial veneraci?n que no se extinguir? nunca. Era el dolor in
tenso y la, contrariedad inexplicable que nos , produc?a el: saber ,que la
obra redentora. de.Murgufa no tiene hoy, por, hoy, continuadores que la
reanuden .y la sigan con.:aqueL tes?n y' con, aquella Iuminosidad. de
pensamiento que ?l < puso , en ; la ardua y . regeneradora, empresa. Era
adem?s el instintivo horror que sent?amos hacia el, vac?o y la orfandad
en que su muerte nos deja, espiritualmente.
Quiso ?l que su pueblo despertase,y se levantase y; echase a andar,
y.para ello comenz?, por mostrarle todo lo, que hab?a sido, con objeto
de que se conociese as? mismo bien,y pronto. X cesa obra reconstruc
tora dedic? todos los esfuerzos de su ; preclara inteligencia, con el gozo
?ntimo de contemplar c?mo ,las esperanzas que hab?a, alimentado d?
rante su vida no se extingu?an ni se, perd?an y antes bien adquir?an
caracteres de duraci?n perdurable; que nadie renuncia con gusto a ver
florecientes las ideas que ha cuidado y cultivado en el jard?n de sus
ilusiones.
Por eso aconsejaba la perseverancia, que es la verdadera virtud
de los pueblos; por eso animaba a la lucha, que es el, signo de la vitali
dad popular; por eso infund?a voluntad y acci?n, que es la secreta fuer
za de las multitudes; y por eso dec?a, en frase feliz, que ?vale m?s
pelear, aunque sea como mujeres, contra sombras y sin esperanzas de