Bolet?n de la Real' Academia Gallega `237
fundir en los 'gallegos el sentimiento de ' la propia dignidad y la con
vicci?n' de su sobresaliente personalidad ?tnica.
He ah?` la honda huella que superficialmente queda oculta de su
paso por esta vida, y,que s?lo comprenden los que saben c?mo la Ga
licia humilde, mansa, resignada y sufrida que ?l encontr?, es hoy la
Galicia grande, fuerte y llena de confianza, ' de aliento y de fe en su
glorioso porvenir. De ninguno como de Murgufa puede decirse con
' certera exactitud que el amor a su tierra lo llen? en ?l todo y lo envol
vi? perennemente en su manto suave, para ungirlo con el ?leo santo
de los predestinados y elegidos para ser gu?as y conductores de pue
blos. Y. as? pudo escribir: ?Con raz?n o sin ella, locura o posibilidad,
desde que aliento vive en m? un sentimiento y una aspiraci?n que, sin
dejar de ser los mismos, han ido transformando los a?os, la experien
cia y los sucesos. ''A este sentimiento, a esta aspiraci?n de toda' mi vida
no he faltado jam?s. Le soy fiel como en los primeros d?as de las es
peranzas juveniles. Mi madre; que era de aquella tierra en que ni se
teme ni' se, miente, me di? con su sangre el eterno amor a mi pa?s
natal.?
No es esta la ocasi?n m?s propicia para abarcar todo lo que repre
senta la preeminente personalidad ?nica de /Murgufa. Ser?a, adem?s,
empe?o in?til para quienes en este momento solemne ? y cr?tico de
nuestra historia no tenemos m?s pretensi?n que la modesta de hacer
resaltar lo que significa de p?rdida irreparable para la Real Academia
Gallega y para Galicia la muerte de nuestro glorioso Patriarca, que al
llegar a los umbrales del eterno silencio entra en los dominios de la
posteridad y de la inmortalidad, donde le espera la L?rica, la Divina,
la Santa Rosal?a, que fu? dulce compa?era de su vida.
Quiz? en la historia del mundo no se haya registrado 'el milagro
de un matrimonio como ?ste que por senderos al parecer tan distintos
hubiese dirigido su admirable y no superada labor a'un mismo fin tan
noble y tan por entero consagrado a la glorificaci?n y dignificaci?n de
su pueblo.
Es imposible que vuelva a repetirse este caso asombroso de feliz
coincidencia en la uni?n corporal y espiritual de dos almas tan geme
las, que tan profundo e imborrable surco han dejado de su glorioso
tr?nsito hacia el camino de la eternidad.
Parece' ello providencial. Los dos nombres cumbres.de nuestra His
toria y de nu?stra Poes?a; los que m?s hondamente han penetrado en
1