236ijolet?n de la Real 5lcademia Gallega
Aun no se conoce bien toda la intensa y fecunda obra de Murgu?a;
aun no ha sido estudiada, ni siquiera apreciada, en lo que tiene de pro
fundo y de transcendental para la presente y la futura vida gallega.
Desgraciadamente para Galicia, ese estudio amplio y completo tardar?
mucho tiempo en hacerse, o no se har?. Porque la obra de Murgu?a no
es s?lo lo que ha escrito y publicado; es tambi?n, y muy principalmen
te, lo que escribi? y est? sin publicar. Es, adem?s, lo que ha ense?ado,
lo que ha difundido, lo que ha doctrinado. Es la constante . inquietud
de su esp?ritu por el engrandecimiento de este su pueblo; es la clarivi
dencia de su cerebro luminoso por alumbrar el camino de esta su raza,
generosa y fuerte como ?l y como ?l inmortal; es el adoctrinamiento de
las conciencias para saber esperar y para tener fe en el santo Ideal de
la redenci?n anhelada; es la vibraci?n de su pluma hecha carne de
amor patrio, ante el olvido y la indiferencia en que Galicia era tenida
por propios y extra?os hasta que ?l, como uno de aquellos oscuros y
olvidados Precursores de mitad del pasado siglo, supo ense?arle la sen
da de su resurgimiento; es, en una palabra, su fruct?fera labor de sem
brador de ideas y de energ?as y de voluntades, para que los gallegos
supi?semos atravesar sin desmayos el largo y fatigoso Desierto, y pu
di?semos llegar inc?lumes y sanos y vigorosos y justamente due?os y
pose?dos de nosotros mismos a la deseada tierra de Promisi?n.
Si; cierto que en nuestro pa?s todav?a quedan almas vencidas y
resignadas, de las que habl? Ortega Gasset; pero no menos cierto tam
bi?n que esas almas sin voluntad no son de las que han le?do o imita
? do o comprendido a nuestro Patriarca glorioso, que era todo virilidad
y altivez cuando de la dignificaci?n de su pueblo se trataba. ?l, como
nadie, sab?a de las glorias de nuestro pasado; ?l, como nadie, conoc?a
los esplendores de nuestra estirpe; ?l, como nadie, hab?a escudri?ado
los detalles de nuestros viejos hero?smos; ?l, como nadie, estaba pose?do
de la misi?n fecunda que Galicia est? realizando ya y aun tiene que
? realizar en la Historia de los tiempos futuros y en la santa obra de los
pueblos que viven llamados a grandes destinos reivindicadores.
Para la generalidad de las gentes, D. Manuel Murgu?a pasaba por
ser el Historiador de Galicia, el Patriarca, de las letras regionales. S?;
era todo eso, pero era al mismo tiempo mucho m?s que todo eso. Era
el creador y moldeador de nuestra voluntad colectiva; el que supo ?n