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ljoletln de la Real Academia Gallega 209
tica; algunos, con discantos, a dos y tres voces, compuestos por obispos
y presb?teros que a Compostela ven?an peregrinando; y hasta un, himno,
original de ?cierto doctor gallego?, a quodam doctore galleciano editum.
Esta copiosa colecci?n de cantos jacobitas no dejar?a de tener, segura
mente, sus derivaciones populares que el vulgo cantase a la puerta del
templo, sobre todo, ?n las dos ?pocas del a?o en que sol?an venir las pe
regrinaciones m?s numerosas.
De las canciones que han llegado hasta nuestro tiempo voy a ocuparme.
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Cinco eran las que los ciegos entonaban ante la Puerta Santa.
La primera es una glosa del Avemar?a, dedicada a Nuestra Se?ora de:
Bel?n. La dedicatoria y el asuntode la letra hacen sospechar si esta
canci?n habr? tenido origen en los cultos que, de tiempo inmemorial,
se tributan a la Virgen de Bel?n, venerada en un retablo?probablemente
del siglo xir?que representa la Adoraci?n de los Santos Reyes, en la
iglesia de San Benito del Campo, de esta ciudad; ante el cual retablo a?n
hoy se celebra solemne novenario en los primeros d?as de Enero. Y aun
que la glosa del Avemar?a no tiene relaci?n directa con el Santo Ap?stol,
ni con el A?o Santo,. el coincidir los primeros d?as de jubileo con los de
la novena de Bel?n, acaso fu? causa ocasional de haberla incluido los cie
gos en su repertorio.
La m?sica de esta canci?n es t?pica' y, sin duda alguna, muy an
tigua, bastante m?s que los versos; su tonalidad, su ritmo libre y su ca
r?cter gregoriano as? lo dan a entender. La entrada de la estrofa es so
lemne, grave, con cierto tinte de melancol?a; tierno y no exento de emo
ci?n el segundo miembro de la frase; el estribillo expresa muy bien un
devoto entusiasmo del pueblo.
Sigue a ?sta, en inter?s y car?cter, la canci?n n?mero 2, que se eje
cutaba a dos coros. En ella se hace historia de los principios de la Re
conquista; se habla de la derrota de D. Rodrigo, de la batalla de Coya
donga, del tributo de las cien doncellas y de la aparici?n de nuestr? Santo
Ap?stol en Clavijo, terminando con una alusi?n al voto de Santiago que,
' en cierto modo, acredita la relativa antig?edad de este romance:
Tr?base la batalla
de parte a parte
y Santiago a caballo
se ve en el aire,
invocan ,
los cristianos su nombre,
atacan
y setenta mil matan; .
alegres
el voto que hoy se paga
al Santo ofrecen.