BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 5
por el autor de Historia de las ideas est?ticas de Espa?a cuando dice:
?Feij?o es el hombre a quien m?s debi? la cultura espa?ola en el si
glo xvnl?. Y esto se explica ?a?adimos nosotros? porque el autor del
Teatro cr?tico universal fu? un gallego, un espa?ol el m?s europei
zado en su tiempo, como en el siglo xii Gelm?rez representa en Com
postela el m?s genuino int?rprete en Espa?a del mundo cristiano de
Occidente.
*
La campa?a de Feij?o se dirigi? contra lo que ?l llam? ?errores
comunes?. Mas en esta empresa logr? algo m?s transcendental, pues al
propio tiempo procur? vulgarizar el dominio de la verdad en muy di
versas y m?ltiples disciplinas.
En todos los tiempos combatieron contradictorias tendencias. La
lucha entre lo que fu? y lo que ha de ser abarca amplios per?odos his
t?ricos. Son las fuerzas llamadas conservadoras y las reformadoras en
perenne movimiento. Y ese contraste se hizo m?s firme en el siglo de
Feij?o, porque se anunci? en su tiempo una profunda renovaci?n en el
pensamiento de los nuevos fil?sofos. Feij?o recogi? en parte esta in
fluencia ?que se hab?a iniciado briosamente en Francia y en otros pa?
ses de Occidente?, y Espa?a se person? en este movimiento con propia
significaci?n por la obra del sabio benedictino.
A pesar de los anatemas que la falsa leyenda negra de Espa?a
ha lanzado al mundo, y que pudieran aplicarse tal vez con mayor ra
z?n, en ciertos casos, a otros pa?ses de Europa, en la vida intelectual
de nuestro pa?s se destacan figuras preeminentes que han sostenido cri
terios de amplia apreciaci?n en problemas de orden pol?tico y religioso.
?C?mo olvidar la actitud del P. Mariana, esp?ritu amplio, batallador,
debelador de errores pol?ticos y filos?ficos, como nuestro Feij?o? En
De rege et regis institutione (1599) mantuvo avances ideol?gicos que
en su tiempo no se atrevieron a patrocinar otros fil?sofos de Europa.
Su parecer sobre el tiranicidio es realmente atrevido. Pregunta: ?Es
l?cito matar al tirano? El libro se dedicaba al rey y circulaba li
bremente (1).
Y en ese tratado se consignan m?ximas que en tiempos posterio
res se juzgar?an notoriamente il?citas, como aquella que dice: ?Es
siempre, sin embargo, saludable que est?n persuadidos los pr?ncipes
de que si oprimen la rep?blica, si se han de hacer intolerables por
sus vicios y por sus delitos, est?n sujetos a ser asesinados, no s?lo
con derecho, sino hasta con aplauso y gloria de las generaciones ve
nideras... ?.
Y lo sorprendente es que el Santo Oficio no intervino ante estas
aventuras peligrosas, y s?lo con ocasi?n de publicar su libro De la
alteraci?n de la moneda ?impreso en Colonia en 1601? condenando
(1) Alfonso Junco: Sangre de Hispania: