52 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Ahora bien: dada la condici?n de ser para cantada di
cha marcha, se hace necesario una letra, y nadie mejor
que Vd., ilustre e inspirado vate, puede cumplir las aspi
raciones que abrigamos: no dudando que el que tan admi
rablemente ha sabido cantar las bellezas de la regi?n ga
llega, y siente latir su pecho de entusiasmo por el adelan
tamiento y progreso de nuestra peque?a patria, hab?a de
coadyuvar con su inspiraci?n poderosa a la realizaci?n de
nuestro proyecto, componiendo unas sencillas estrofas que
sean como un suspiro regional.
Reciba Vd., pues, por anticipado, mi m?s profundo agra
decimiento a la par que la seguridad de la m?s distingui
da consideraci?n con que soy de Vd. afmmo. segu. serv.,
q.b.s.m. Pascual Veiga
S/C Puerta de Aires, 132.0
Eduardo Pondal contest? inmediatamente a Pascual Veiga,
como se deduce del contenido de la carta que ?ste curs? al
poeta el siete de abril, indicando que hac?a unos d?as llegara
a sus manos la petici?n que el m?sico le hiciera, lo cual impli
caba el env?o de las estrofas deseadas.
La prontitud de Pondal es indicadora de lo consciente que
el poeta era de la necesidad que Galicia ten?a de un himno. Y,
sin duda, la capacidad creadora de Pondal era m?s que sufi
ciente para escribir las estrofas deseadas en un par de d?as. No
obstante, me inclino a pensar que el poeta berganti??n deb?a
estar trabajando sobre esa idea, y quiz?s tuviese guardados los
versos remitidos a Pascual Veiga, producto de anteriores ins
tantes de inspiraci?n. Los diferentes borradores sobre este tema
que se guardan en la Academia Gallega me llevan a lanzar
este juicio.
Por otra parte, Pondal ya hac?a a?os que compon?a sus ver
sos dentro de las normas est?ticas del simbolismo, cuando Pas
cual Veiga le solicit? las estrofas para el himno gallego, y las
observaciones que le hace el m?sico, en esta segunda carta,
refuerzan lo que dije anteriormente sobre la composici?n de
los versos de nuestro himno. De aqu?, la gran importancia de
esta carta que nos revela el gusto est?tico de Pondal y el ori