Eladio Rodríguez González
BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
Mis cariñosos afectos a nuestros compañeros de esa y para V. un abrazo fuerte de su viejo amigo. Eladio Rodríguez González
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Sr. D. Eladio Rodríguez González Lugo 8 Diciembre de 1925 Mi querido compañero y antiguo amigo: De gran satisfacción nos ha servido, a los Académicos de Lugo, su grata carta, a través de cuyas palabras sentimos palpitar nuestros mismos anhelos y deseos. Acaso son los días actuales, un tanto difíciles para nuestra amada Academia; pero con la firme resolución de los que ponemos por sobre todo, sus prestigios y su vida, tenga V. la plena seguridad de que lograremos llevarla a puerto seguro. Desde luego nada de renuncias ni cosa que lo parezca. No es V. el primero en pensar en esto; pero, a los que de tal hablaron, les hemos dicho lo mismo. Las horas no son de dejaciones ni renuncias, sino de mantenerse todos y cada uno firmes en su puesto contra el común enemigo, que sabría, de fijo, aprovechar estos disgustos de los demás para subir a las almenas y dar, desde ellas, comienzo a su labor destructora. No; nada de eso. En vez de aclarar las filas, se hace necesario estrecharlas, de suerte que los que hace dos años vienen conspirando contra la vitalidad de la Academia se encuentren una y otra y otra vez con que repiten la fábula de la serpiente que pretendrá destruir la hina que hace polvos el metal. Sabe V. bien que hemos sido siempre perfectos ministeriales; pero la elección de García Acuña y Correal puso de relieve tales pequeñeces, informalidades y miserias, que los mismos académicos cuyos votos habíamos solicitado, nos impulsaron acaso por ser el núcleo más numeroso, fuera de la Coruña ?a atajarles el paso, ofreciéndonos para ello su leal y decidido concurso. Y así pudo darse el caso de que, apenas iniciada la candidatura de Lisardo Barreiro, esta se encontrase firmemente asegurada e invencible. Si alguna fuerza tenemos (no sé si lo he dicho en mi carta anterior) estaba precisamente en la solidaridad de los Académicos y en el prestigio de los candidatos que proponemos y pensamos seguir proponiendo. Conjuntamente con esta labor, iremos sometiendo a la Academia una serie de proposiciones en relación a sus acuerdos, a fin de evitar sorpresas y hasta... atraco, como el de Carré... Alvarellos para la comisión del Diccionario. Hay cosas que no deben repetirse, en prestigio de todos y en honor de la propia Corporación. Y conste que, con ello, no intentamos restar un átomo de nuestra adhesión a la Presidencia y a la Junta de Gobierno; antes queremos ponerla a cubierto de añagazas y sorpresas, más que posibles, seguras, después de lo acaecido en los últimos tiempos. Cuenten V. con nosotros como el más firme baluarte de la Academia, bien entendido que por esta entendemos a su Junta de Gobierno y a los elementos de orden que la integran y que, por fortuna, son los más. La facilidad con que algunos lograron escalar los sillones académicos, hízoles creer, por lo visto, que todo el monte es orégano, sin tener en cuenta que el arribo a aquellos puestos no es una oposición sinó una consagración; no es una cosa adventicia sino algo definitivo y perdurable. Por eso nosotros hemos procurado que nuestros candidatos llevasen todas las ventajas del triunfo en su solo nombre: García Acuña, el P. Plácido, Lisardo Barreiro... De ese modo creemos que deben ser sustituidos los ilustres varones que en los primeros días de la Academia aparecieron agrupados en torno de la figura egregia de Murguía. Como cremos también que cuanto más altos sean los prestigios y méritos de los candidatos o de los Académicos, más alta y encumbrada aparecerá siempre la Presidencia. Nada, pues, de cuanto hacemos va en contra de ésta sino, por el contrario, en favor suyo. Y a los candidatos ya conocidos, seguirán (cuando haya ocasión para ello) nombres tan preclaros como los de Novoa Santos, Amor Neveiro, Antonio Cerviño, Domínguez Fontela (candidato de Don Marcelo) y otros por el estilo. Queremos muy alta a la Academia para que en lo más alto de ella aparezca su Junta de Gobierno. Los cismas son siempre heterodoxos, y nosotros procuramos mantenernos dentro de la ortodoxia más pura, estando donde estuvimos siempre, pero ahora laborando en lugar de yacer inactivos. Antes no se habían desbordado las pasiones ni las codicias y ahora hace falta oponerles un dique. Recuerde V. que en aquella hornada de hace seis años, de doce vacantes se dieron cinco a la Coruña; y que ahora de las últimas cinco, se apo
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Nº 362