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poletin de la Real Academia Gallega 31
tos=quinxentos; querellante =quereloso; redentor=remidor; recurso (en
derecho)=socurso; refectorio=refortoiro;? revocar=revogar; sellar=ase
lar; s?tano=s?ton; testigo de vista=viidor; t?tulo=t?duo; vfnculo=v?n
co; yacer (en el lecho)=xouver.
Como estas sesenta, pudieran allegarse, con relativa facilidad
seiscientas palabras an?logas; y aun acaso una b?squeda paciente y
sabia consiguiera decuplicar la ?ltima cifra; porque es un tesoro insos
pechado el que guardan para nuestra lengua los viejos c?dices y los
? rancios pergaminos. Claro est? que si, de golpe y porrazo, quisi?ramos
volcar en una oraci?n las voces olvidadas, resultarf a ?sta incomprensi
ble para la generalidad de los oyentes o de los lectores; pero sobre que
esto acontece con todos los idiomas, a nadie se oculta que esta resurrec
ci?n del gallego precisa ser acometida con la mesura necesaria y enca
jando las palabras olvidadas de tal suerte que puedan ser de pronto
reconocidas y apreciadas; hoy una, ma?ana otra, volverfan asf a ocupar
el sitio que en nuestro l?xico les corresponde, extirpando de di la ciza
na que la falta de cultivo dej? crecer.
Labor es ?sta dificultosa y larga, que requiere, en quien haya de
4 emprenderla, una pertinacia inquebrantable y un acendrado patriotic
mo; pero en verdad que la gloria de haberla realizado compensarfa
tama?os afanes y desvelos. Una labor de benedictino en la paciente
rebusca y un trabajo de taumaturgo en la aportaci?n de textos casi
ignorados, nos darfan hecho, por su feliz consorcio, el vocabulario
castellanog?llego, cuya falta se deja sentir m?s cada dfa que pasa.
Porque esto es le que habrfa de hacerse, en definitiva; no el Dic
cionario de la lengua, cuya publicaci?n acometi? la Academia Gallega
con tanto entusiasmo como seguridad y sabid?ria, sino su tr?slaci?n o
adaptaci?n a un idioma distinto. Es decir que, inmediatamente despu?s
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mente justificada y autentizada con los m?s puros orfgenes; y asf podr?a
demostrarse c?mo mochas voces castellanas se han infiltrado en nues
tro l?xico por ignorancia o abandono de los llamados a velar por ?l, y
de un modo tan subrepticio que en muchos casos bast? dar a la g o la
j ?spera y dura el suave y blando sonido de la x galaica, o sustituir a
k la n por la ?, tan caracterfstica de nuestro idioma, para que a mesa y
manteles pudieran codearse las intrusas palabras castellanas con las de
la m?s rancia y linajuda estirpe galaica.
f Ll?vese a la pr?ctica, por quien quiera y pueda hacerlo, la redac
ci?n del vocabulario castellanogallego; y entonces, al rasgarse el tupido ? l?l?l ? ??l?l ?l??? @ ?
velo que se interpone, hoy por hoy, entre el pasado y el presente, podr?
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