$oleltn de la Real, jqcademia. Gallega 139
lengua hermana que adquiri? m?s tarde la hegemon?a en la pen?nsula,
alcanz? la cumbre de la perfecci?n en los, versos de Fr. Luis y en los
per?odos de Ribadeneira, y forzando los l?mites del mundo conocido fu?
a servir de veh?culo de la civilizaci?n cristiana en las orillas del Orinoco
y en las laderas de los Andes.; Acaso alguna de las c?ntigas y alguno de
los refranes que repite a?n el monta??s gallego, tuvieron su nacimiento
en aquella primera ?poca de, nuestro idioma regional. Poco m?s tarde
aparece ya esta habla en los nombres propios de las escrituras latinas y
en las frases de esos documentos en que el idioma de Cicer?n pierde el
hip?rbat?n cl?sico y hasta las desinencias antiguas, adoptando una mor
folog?a f?cil y clara y una sintaxis sosegada y met?dica, donde la preci
Si?n y el orden se hermanan a maravilla con la sonoridad y la dulzura.
Pasa despu?s a los documentos p?blicos, todav?a conservados en rugo
sos pergaminos, y mu?strase ya hermosa y elegante en las canciones de
nuestros viejos trovadores.
El descubrimiento de los antiguos cancioneros gallegos ha tra?do
al campo de la literatura y de la filolog?a rom?nicas tesoros de valor
inapreciable, que antes s?lo nos era permitido vislumbrar en una frase
del Marqu?s de Santillana. Asombra y pasma, se?ores, aquel movimiento
literario de Galicia en la edad de los trovadores. Cl?rigos e hidalgos, pa
jes y escuderos rivalizaban en componer decires y cantares de amigos,
transmiti?ndonos a veces restos de los cantares de gesta, de que es mues
tra bell?sima alguno contenido en el ?Cancioneiro da Vaticana? y esfor
z?ndose por expresar conceptos elegantes y discretos en aquellas
candorosas estrofas de artificiosa trama, que huyen . por desgracia del
contacto con el lenguaje del pueblo, pero acrisolan y purifican la lengua,
dot?ndola de filigranas y primores. No, no es m?s elegante ni m?s de
licado que el gallego trovadoresco.el.provenzal de los lays, ni aventajan
{ los poetas cortesanos de las trovas de Provenza a nuestros ingeniosos y
discretos trovadores. El gallego va entonces a la cabeza de la literatura
del Mediod?a de Europa, y de tal modo absorbe las energ?as de la ins
piraci?n ib?rica, que hasta los poetas del Cancionero de Baena rinden
tributo a la lengua galaica y componen sus versos m?s primorosos en el
habla de Mac?as.
El enamorado poeta de Padr?n, cativi?o de su tristura, lega al teso
ro de nuestra literatura los afectos m?s tiernos engarzados en una forma
bell?sima, y Alfonso X, dejando a un lado sus trabajos astrol?gicos y su
labor jur?dica, labra los sillares de aquel monumento que se llama las
C?ntigas. ?Qu? maravilla es, se?ores, que al mismo tiempo se desborde
la vena de la ya rica habla gallega por las p?ginas en prosa de la versi?n
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