oletin de la
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Mala ?poca le toc? en suerte para emprender su labor art?sti
ca: las revueltas de los tiempos que corr?an, ten?an a la Iglesia,
aun no bien repuesta de las vejaciones de la invasi?n francesa,:
amenazada ya por las del liberalismo, que bien pronto determin?
su completa mina econ?mica. No era, pues, esta situaci?n muy
propicia para hater grandes alardes de fausto y ostentaci?n en las
cosas del culto, ?como que el aho 1822 no pudo ponerse el monu
mento de costumbre por Semana Santa, habiendo tenid? que co
locar uno provisional en una capilla, por falta de recursos?, y
en Noviembrc del mismo a?o el encargado de la Capilla de m?
sica, D. Juan Ernaguirre, tenor de la misma, pidi? al Cabildo, en
nombre de los m?sioos, que se les socorriese con alguna cantidad,
porque no pod?an vivir sin los sueldos que, por las circunstancias,
se les adeudaban; petici?n que el Cabildo atendi? seg?n la medida
de sus fuerzas.
Encargado de la direcci?n el maestro Palacio, y a pesar de
lo dif?cil de los tiempos, rue sosteniendo el linen nombre de la
Capilla, gracias a los elementos que quedaban de la de su antecesor,
entre los cuales se contaban buenos profesores y solistas como
G?nova, notable clarinetista; Ba?ezas, flauta; Bad?a, distinguido
trompa, y el notable violinista D. Juan Courtier, que, desde la ca
tedral de Sevilla, en la cual era primer violin, vino a la nuestra, y
casado en esta ciudad, dej? tres hijos, distinguidos artistas bien
conocidos en todo Galicia.
Cerca de cuarenta a?os estuvo al frente de la Capilla, habiendo
compuesto durante este tiempo muy crecido n?mero de obras,
la mayor parte a cuatro voces y orquesta.
El estilo del maestro Palacio, como el de la mayor?a de sus
contempor?neos, no se halla dentro de las normas que on la m?
sica religiosa deben observarse; es un estilo libre, ?llano?, que
dec?a Eslava, que sin llegar a ser del todo teatral se aproxima tanto
a 61 que a veces casi se confunde; son las melod?as no tan sensua
les y dulzonas come las de la Opera italiana de entonces, al.go m?s
serias y ,austeras, pero eon una seriedad hecha a fuerza de brazos
?dig?moslo as? domin?ndose mucho el compositor para que no
llegue a traslucirse el modelo, con 10 cual consiguieron estos au
tores crear un nuevo g?nero de m?sica, que vulgarmente nun hoy
se llama ?m?sica de iglesia?, de ninguna manera eonfundible con
la m?sica religiosa.
Prescindiendo ya de juzgarle como autor de verdadera m?si