132 Dolet?n de la Academia Gallega
Misa de Requiem, que tiene trozos verdaderamente magistrates.
En un Benedictus tiene dos solos de tiple sentid?simos, y la lec
ci?n Parce milli, del oficio de difuntos, tambi?n est? muy bien
hecha.
Ahora bien: todas estas obras contravienen las disposiciones
de la Iglesia sobre m?sica sagrada; todas elias son demasiado
extensas, rcpiten las palabras del texto con exceso, est?n llenas
de solos, d?os y coros efectistas que traspasan por completo la
ley, y, por tanto, no responden al fin lit?rgico de la misa. Pero
tambi?n sab?a hacer m?sica que estuviese dentro de lo prcceptua
do : tiene unos buenos motetes a ocho voees, en estilo cl?sico; los
llaniados pasillos de la Pasi?n, o sea las palabras que dice Cristo,
puestas a cuatro voces, costumbre que por alg?n tiempo se prac
tic? en el canto de la Pasi?n y que luego prohibi? la Iglesia. Tom
bi?n puede contarse, aunque con algunas reservas, un Stabat Mater
devotisimo. Basta.
Alguno ha dicho que este maestro demostraba poco tecui
cismo en sus obras, o lo que es lo mismo, que no ten?a una s?li
da instrucci?n t?cnica : no es cierto. Tengo pruebas de sus traba
jos escol?sticos, en los cuales se muestra perfectamiente enterado
de cuanto puede y debe saber un maestro. Lo quo hay es que si
gui? las corrientes de su ?poca y, envuelto en ellas, y con el ha
lagador est?mulo de la orquesta, no tuvo valor para quedarse solo y,
acaso, haciendo mal papel entre sus contempor?neos.
Muri? el maestro L?pez en Agosto de 1822 y se le enterr? en
el claustro de la Catedral, en donde aun se ve su sepultura con una
nueva l?pida de m?rmol que el sabio se?or L?pez Ferreiro, de
vot?simo de la m?sica de este maestro, hizo poner all? coma re
cuerdo.
Cuatro aflos estuvo sin provistar la vacante, por los trastor
nos politicos de aquella ?poca, hasta que en 1826 acord? el Cabildo
publicar edictos, y en Agosto del mismo aflo, en votaci?n secre
ta, se eligi? a D. Ram?n Palacio, maestro de la Capilla de la ca
tedral de Zamora, en concurso con D. Jos? Pacheco, que lo era de
la de Mondo?edo.
No se ha de confundir, como por alguno se ha hecho, al maes
tro Palacio con el de la catedral de Granada, Palacios. El nuestro
fu? maestro de la iglesia colegial de Antequera, luego de la metro
politana del Salvador, . de Zaragoza, despu?s de la catedral de
Zamora y de ?sta pas6 a la de Santiago.