90 Dolettn de la Real Academia Gallega
?Musa gallega? a publicar sus poesias y obras inolvidables, siendo el
editor el propio esposo, pues todo cuanto se viene diciendo contrario a
este punto no deja de ser f?bula. No hubiera sido Murgu?a el marido
de Rosal?a, y quiz?s, y aun sin quiz?s, sus obras no hubieran sido cono
cidas (1).
Tan solo, tiempo andando, y ?uando el nombre del poeta gallego
alcanz? el alto puesto a sus m?ritos debido, hubo editor para sus obras.
De ello trataremos m?s adelante.
Los autores favoritos de Rosal?a fueron los poetas Heine y Byron,
y en los novelistas, Edgar Poe y Hoffman, lo que nos explica el cathe
ter fant?stico de sus narraciones en prosa.
IX
Azares y vaivenes de la vida llevaron la entonces juvenil pareja,
en peregrinaci?n por varias ciudades espa?olas.
Durante ella, si no recorrieron, como dice Azor?n en uno de sus
art?culos, ?la calcinada Mancha, la feraz Extremadura y las ricas huer
tas de Murcia?, vi? lo bastante Rosal?a y ?todas las bellezas y encan
?tos, toda la variedad y hermosura de esas tierras, le hacen volver
?cada vez m?s sus Ojos a la tierra de sus amores y cada vez ans?a m?s
?terminar el retardo en volver ?a terra cuberta en todalas estaci?s de
?herbifia e de frores; os montes cheyos de pinos, robres e salgueiros;
?os ventos que paean; as fontes y os torrentes derram?ndose fervedo
?res e crista?nos, vr?n e inverno, xa polos risof?os campos, xa en pro
?fundas e sombrisas hondonadas? que hacen de Galicia ?sempre un
?xard?n onde se aspiran aromas puros, frescura e poes?a? (2).
En esa peregrinaci?n, lejos de la patria, hu?rfana su alma de lo
que mite llena el coraz?n de la mujer, los afectos maternales, por haber
dejado en Galicia a su madre y a su hija, sinti?se desfallecer bajo un
cielo inhospitalario para ella, el del centro de Espa?a.
?Era una templada tarde de los primeros d?as de la primavera
?castellana. El Sol iluminaba la vasta extensi?n, el aire era puro y
?libre, apenas se sent?a pasar como un suspiro, pero jay!, cu?n lejos
estaba de aquellos apacibles lugares donde se deslizaron los primeros
?pasos de su vida?. Contemplando este cuadro, donde la desolada es
tepa todo lo rodeaba, present?se ante sus ojos el ensueulo de los exube
(1) La misma Rosal?a fu?, en cambio, causa de que su esposo, tierno y delicado poe
ts, abandonara el cultivo de las musas.
(2) Leyendo a los poetas: ROSAL?A DE CASTRO.