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la Iglesia i Pero cualquiera que haya sido su origen, 10 ue no. puede
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en manera alguna dejar de se?alarse es el enorme parecido que guardan
con los sarc?fagos egipcios, de los cuales no creo que pueda prescindirse
para el estudio de nuestros sepulcros
r~j antropoides medioevales.
~i Por `lo dem?s, y como resumen de
1 ~ todo lo dicho, conviene dejar sentado
1 i que todos los que aparecen en Galicia,
3 tanto los tallados en bloques sueltos
como los abiertos en la roca, nunca fue
ron otra cosa que sepulcros; que todos
pertenecen al Cristianismo; que no fue
?' 1 ron privativos de una raza ni de una
~~. ?poca concreta y determinada, por cuan
.
to fueron generales en toda la Edad Media
Sepulcro descubierto hace unos anos (per?odo claramente determinado, como
en Santiago de Adragonte hemos visto, por el sepulcro de Avito,
siglo v, y el se?orial de Ribadavia,
siglo my o xv); que fueron corrientes en toda Galicia, (dada la diversidad
de lugares donde existen o fueron hallados) y ajenos, por completo, a
(1) El ?nico sepulcro antropoide anterior al Cristianismo y bien caracteri
zado, que se ha descubierto en nuestra pen?nsula, es el hallado en el a?o 1887 en
uno de los hipogeos fenicios de C?diz, parecido a ?las cajas que para sus momias
fabricaron los egipcios', (C?diz primitivo, por D. Pelayo Quintero y Atauri, p?
gina 74); ?la pieza capital fenicia de Espa?a?, (Discurso de recepci?n en la Real
Academia de la Historia, de D. Jos? Ram?n M?lida, p?gina 43); del ?tipo griego
del siglo iv?, (Domenech en la versi?n espa?ola de Apolo, de Salom?n Reinach,
p?gina 104), y seg?n H?bner, en una de las sesiones de la Sociedad Arqueol?gica
de Berl?n, del siglo y antes de Jesucristo. Recuerda este sepulcro los antropoides
tra?dos de Saida, que se conservan en el Museo del Louvre. (Nuevos descubri
mientos arqueol?gicos hechos en C?diz del 1891 al 1892, por D. Manuel R. de Ber
langa, publicados en el tomo y, a?o 1901, de la Revista de Archivos, Bibliotecas
y Museos), y es muy semejante a los sarc?fagos de influencia egipcia hallados
en diversos puntos del Mediterr?neo (Biblos, Sid?n, Chipre, Tr?poli, Sicilia, Mal
ta, etc.), como ya observ? el Sr. Quintero y Atauri en su obra mencionada; pero
bastante diferente en su configuraci?n externa (sobre todo en la tapa, esculpida
con una figura de enorme peluca ?a la manera egipcia, seg?n Berlanga, en el
trabajo citado), de los que aparecen en Galicia, casi siempre de formas angulo
sas, como para estar empotrados en los muros, salvo alguno que otro como el
de Adragonte y el tallado en roca de Portomouro, que son efectivamente redon
deados por la cabecera como los sarc?fagos del Mediterr?neo antes citados,
acusando acaso una influencia que, en general, no ser?a muy dif?cil que tuviesen
todos los sepulcros antropoides de nuestra pen?nsula.
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