José Fontenla Leal
BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
la cual siento las mayores simpatías, se había distanciado de la Asociación. Por qué? no quise nunca saberlo, me bastaba para lamentarlo, tener en cuenta la necesidad de la estrecha unión de los elementos gallegos de esa para deplorarlo. Al Sr. Fontenla, á V., á todos, les ruego apaguen tan triste discordia, si es que á estas horas dura todavía entre mis queridísimos paisanos. De la suya deduzco que es íntimo amigo el Sr. Fontenla. ¿Como no pedirle á V. que en mi nombre le ruegue desista de su actitud? Con ese deseo se le escribió de la Academia, pero esta se vió desairada en su empeño de poner paz entre cuantos con razón ó sin ella, se sienten mortificados por tal ó cual pasagera [sic] determinación. [...] Lo que se refiere al nombramiento de correspondiente, del joven Armada Sagrera siento haya molestado a Vds. pero tengan en cuenta que fué cosa mía, absolutamente
mía, por lo mucho que le quiero, por su amor al país, y por ser hijo de persona á quien
me unen grandes vínculos de amistad y gratitud. Perdónenme, pues, los que crean que en ello se ha cometido una falta, sobre todo teniendo en cuenta que desconozco la disciplina por la que se rije la Asociación.
As recomendacións de Murguía surtirían efecto e Fontenla retornaría á súa casa. Así llo di Peynó a Murguía12 en carta de dous meses despois (Vid. Anexo XV)
Le he leído su carta á mi querido amigo Fontenla, quien la escuchó enternecido, lamentándose de que su característica pereza para escribir ha ya dado motivo á las consideraciones que usted hace. Como quiera que él y yo marchamos al unísono en asuntos de la Asociación y aun de Galicia, puede usted tener por desaparecida la incomodidad que nos mantenía reservados. Buena prueba de ello es la presencia de Fontenla en el banquete al amigo Solá. Yo no he asistido también personalmente, porque el periodismo aquí constituye una verdadera esclavitud. Al terminar de leerle su carta, me rogó que sin pérdida de tiempo le manifestara á usted que tuviera por no escrita su renuncia.
Unha rápida visita á terra O 27 de xaneiro de 1917 morría na Habana o mestre Castro Chané. Diversos amigos, fundamentalmente o seu paisano ferrolán Adelardo Novo, consideraron de xustiza que o Centro Galego nominase a Fontenla para acompañar xunto co fillo do finado, Emilio o seus restos para ser sepultados na Coruña. É así que, o 4 de marzo de 1917 Fontenla, despois de 43 anos de emigrante en Cuba, volvía pisar terra galega. A impresión que este feito lle produciu lémbaríaa Emilio Castro con ocasión da morte do litógrafo
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Nº 362