bolekin de la Real y caaem ia Gallega 217
Parece que nuestras miradas siguen, entre curiosas y at?nitas, la larga
fila de hombres y c?mellos que cruzan lentamente la inmensa extensi?n
del mar arenoso, hasta desvanecerse all? en la linea infinita donde tierra
y cielo se abrazan y confunden... ?
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Para dar a conocer otro aspecto de la producci?n po?tica castellana
de Curros y confirmar asi la admirable flexibilidad de su n?men, recor
dar? el sentidisimo Conjuro dedicado a la muerte de aquel poeta bohemio,
cuya figura y?rguese melanc?lica entre los Precursores de nuestro renaci
miento literario : de Francisco A??n. En esa tierna elegia, solicita Curros
de la feliz desposada, de los nobles guerreros, de los cantures a cuyos
labios desciende el g?nio, coronas para adornar las p?lidas sienes del muerto;
y termina invocando a la Primavera en estas estrofas plenas de luz y em
papadas en l?grimas
Primavera bendita
risa del cielo,
simbolo de esperanzas,
de Dios reflejo:
T?, que alegras la tierra
que hel? el invierno;
t?, a quien sirven de corte
p?jaros led?s,
haces de luz, aromas,
fibres y c?firos;
?derrama tus tesoros
de amor espl?ndidoa
sobre la obscura tumba
del pobre viejo!
?Que tus auras arrullen
su eterno sue?o!
Que florezca su pobre
mortuorio lecho,
para que, cuando nadie
tenga un recuerdo
del patriarca l?rico,
tu dulce beso
?sea la santa corona de gloria
que la sien cilia del p?lido muerto!