BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
José Fontenla Leal
tiera, dicho señor. Creo que ya le dije á V. en qué consiste la mayor dificultad para acordar volver á la subvencion mensual: es previo que se reuna junta general para revisar el último acuerdo sobre la forma de la subvencion. Los amigos me dicen que esa junta se celebrará pronto y para que, cuando llegue el caso, puedan apoyar la proposición, conviene que haya en el Centro una solicitud razonada de V. para que tengamos sobre qué hacer recaer dicho acuerdo. Debe V., pues creo que ya se lo he escrito también enviar esa solicitud cuanto má antes. Sobre las razones más o menos espinosas con que el Sr. Baños quiera justificar su statu quo en el asunto de V., hay una muy particular: las gestiones para adquirir el gran teatro de Tacon para establecer en él el Centro Gallego. Es un edificio por el que piden 500.000 pesos, y nuestros paisanos parece que han llegado á ofrecer 400.000. Si se adquiere, el Centro quedará empeñado para más de 30 años. Este deseo de vivir con lujo y en el mejor punto de la Habana, nació de la envidia de haber visto al Centro de Dependientes adquirir terrenos y edificar un palacio en otro punto también céntrico, en lo que aquí llaman el paseo del Prado. Ya sabe V. cuanto puede en nosotros aquella pasion y la tendencia á imitar, propias del ximio [sic]. Así andamos por aquí, por allá y por todas partes. Termino. Aún faltan 20 minutos para cerrar esta carta. Esperaré á ver si aparece el Sr. Baños; si no, la cerraré para que no se quede en tierra. Comprendo que debe V. estar en ascuas, y dios [sic]sabe si quisiera tranquilizarle y darle buenas noticias. Pero si la cosa estuviera al alcance de mi mano ya hace muchos años que se hubiera resuelto. Consérvese bueno y ordene á su affmo. M Curros Enríquez
AN E X O V I I LA PEÑA GALLEGA Tal es el nombre de la reunión de comprovincianos que viene celebrándose en el Café «El Fénix», sito en la Manzana de Gómez, tramo de Monserrate esquina á Neptuno. Allí, en el amplio y ventilado salón, frente al cruce central de los carritos eléctricos que circundan la ciudad, y á manera de conglomerado de personas cuyos corazones laten al unísono, se ofrece diariamente un espectáculo halagador: la colonia gallega representada por sus diversos elementos desde el acaudalado comerciante hasta el modesto industrial, desde el prominente obrero de la inteligencia al humilde obrero del trabajo,
Nº 362
246