José Fontenla Leal
BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
Por lo que hace á los vocablos, empléanse muchos que nada tienen de gallegos, siendo palabras castellanas galleguizadas á capricho del escritor. En cuanto á los giros y frases, mucho tendríamos que decir, mas no es nuestro propósito tratar extensamente de este punto. Pero séanos permitido consignar que para escribir en gallego, no basta emplear palabras gallegas; es preciso conservar la esencia, lo que es verdaderamente gallego; la estructura , la sintáxis, el giro, la propia forma literaria de nuestro idioma. De otro modo sucede, y esto lo vemos con mucha frecuencia, que las poesías que se titulan gallegas, son, ó parecen, poesías castellanas traducidas al gallego. Así está este idioma desnaturalizado, corrompido, si la frase no parece dura. Y esto hay que atribuirlo precisamente á los que escriben en gallego, muchos de los cuales antes de conocer éste bien, lo usan; de lo que resulta que cada cual tiene un idioma particular suyo, y hay una confusión lamentable13. Y si esto sucede en el empleo de vocablos y en la parte ortográfica, ya puede presumirse lo que acontecerá con los giros y frases, cuyo conocimiento no es tan fácil. Por eso se necesita un buen Diccionario, y una buena Gramática; obra que no creemos sea bastante á realizar con el grado de perfección que se necesita, una sola persona, por grande que sea su voluntad. Para tal trabajo se necesita la asociación que lo hará mucho más llevadero y completo. Hemos indicado también que el derecho civil y la historia ?en todas sus ramas? así como las ciencias naturales, merecen detenido estudio; y los trabajos particulares que hasta hoy se hayan hecho, podrían servir de base á los de la Academia. Claro está que no decimos con lo expuesto que aquella hubiere de ocuparse desde luego de todos esos asuntos: bastaríale, por de pronto, dedicar su atención al idioma para conseguir fijarlo y purificarlo. La Academia podría componerse de socios de una misma clase, teniendo una comisión directiva formada de individuos residentes en la localidad que se designase para domicilio oficial de aquella; celebraría reuniones anuales, semestrales ó como conviniere, á las que concurrirían todos sus socios; organizaría Juegos Florales y Certámenes exclusivamente gallegos; abriría concursos sobre puntos especiales, y, en fin, llevaría a cabo cuantos trabajos son propios de las asociaciones de esta índole. Los primeros pasos serían costosos quizá; escaso el número de individuos que trabajasen; pero todo esto podría vencerse con la buena voluntad, con el amor al país de unos cuantos que mantuviesen vivo el fuego sagrado. En fin, nuestro propósito, al acceder con mucho gusto á la cortés invitación de escribir algo para el segundo número de esta Revista, no ha sido otro que el de llamar la atención de los amantes de la literatura regional y del renacimiento de Galicia sobre una cuestión importante, sobre un proyecto cuya realización, no difícil, influiría grandemente en el porvenir intelectual de Galicia.
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Nº 362